Sin Iggy Pop y los Stooges, sin Lou Reed y la Velvet o sin Dick Dale o Pere Ubu no hubiesen existido los Pixies. Pero sin los Pixies no hubiesen aparecido gran parte de los grupos alternativos surgidos a partir de los años 90, entre ellos Nirvana (Kurt Cobain era un confeso fan del grupo), Weezer, Radiohead, Pearl Jam o Pavement. Estamos ante una de las bandas más influyentes de la historia del rock.
La encarnizada, insana y fiera factura vocal del líder Black Francis (luego conocido como Frank Black), la sobria y mesmerizante ejecución de Kim Deal al bajo, las connotaciones surf de la característica, hiriente y poco convencional guitarra de Joey Santiago y la potente batería de David Lovering toman cuerpo y consistencia en lacerantes, psicóticos y atmosféricos temas que agrupan abrasivas y crudas texturas noise-rock y letras surrealistas y sinsentido en pegadizas melodías pop que han marcado un hito en la década de los 90, expandiendo su esencial referencia en multitud de bandas de similar sonido pero más previsibles, de menor talento y singularidad.
El grupo nace a mediados de la década de los 80, cuando el cantante, compositor y guitarra rítmico Charles Tompson (nacido en el año 1965 en Long Beach, California) y el guitarrista líder Joey Santiago, quien había nacido en Manila (Filipinas), pero desde muy niño residía en los Estados Unidos, deciden crear en Boston una formación de rock, cuando ambos comparten habitación en la Universidad de Massachussets.
Santiago es un admirador de los Beatles y de George Harrison, siendo “Savoy Truffle” su tema favorito de todos los tiempos. Thompson comparte su inclinación beatliana, escuchando también a bandas como The Stooges, Velvet Underground, David Bowie, Ramones o Hüsker Dü.
Ambos son apasionados de la música aunque no virtuosos instrumentistas. Esto no es un hándicap para iniciarse en el ámbito musical. Lo que sobra en la música son virtuosos, lo que falta es gente con creatividad y originalidad.
La búsqueda de nuevos componentes termina cuando la bajista Kim Deal (nacida el 10 de junio de 1961 en Dayton, Ohio) contesta al anuncio que la pareja había insertado en una publicación musical. “Queremos a un bajista cuyos gustos vayan de Hüsker Dü a Peter, Paul & Mary”.
Para la batería, Kim recomienda a su íntimo amigo David Lovering. En 1986 los Pixies ya estaban totalmente conformados. Poco antes Charles Thompson había adoptado el nombre artístico de Black Francis.
Comienzan a actuar por Boston, llamando la atención por sus enérgicas interpretaciones en vivo. Tras telonear a Throwing Muses se les acerca un famoso productor de la zona llamado Gary Smith, quien se interesa vivamente por la banda. El grupo, entusiasmado con la posibilidad de acceder al mercado del disco, graba una serie de demos que se conocerán como “The Purple Tape”.
Poco después, Ivo Watts-Russell, un inquieto empresario y productor, melómano de gusto exquisito, como se aprecia en su proyecto This Mortal Coil, en donde versiona a gente como Gene Clark, Tim Buckley, Alex Chilton o Chris Bell, se pone en contacto con la banda para firmarles un contrato con su compañía 4 AD Records.
En el sello británico aparece “Come on Pilgrim” (1987), un palpitante EP grabado en el estudio Fort Apache y producido por Gary Smith que contenía cortes como “Caribou”, “Levitate me” o “Isla de encanta”. En el disco, Francis utiliza palabras (más bien palabros) en español, no en vano estudió español durante un tiempo en Puerto Rico.
“Come on Pilgrim” sería el preludio de su primer Lp, “Surfer Rosa” (1988), un revolucionario, áspero y melódico disco producido por Steve Albini en el cual Los Pixies, bebiendo de fuentes de inspiración como Iggy Pop, Velvet Underground o B-52'S, pavimentaban el camino para posteriores formaciones hacedoras de noise-pop, punk-pop y rock alternativo.
Temas como "Bone Machine", “Broken Face”, "Break my body", "Gigantic" (compuesta y cantada por Kim Deal, acreditada como Mrs. John Murphy), "River Euphrates", "Where is my mind?" o "Brick is red" son cortes de estructuras singulares, de auténtico exceso, caos y disonancia sónica, poco asequibles en una primera escucha pero de considerable acrecentamiento con posteriores audiciones, que convierten al album en una experiencia fascinante.
Este trabajo fue recibido en Europa y, especialmente en Inglaterra, con máximo fervor. Por el contrario en los Estados Unidos solamente se disfrutaba en las universidades, convirtiéndose en un éxito en el ambiente alternativo
Esta repercusión llegó hasta los oídos de Elektra, compañía en la cual grabaron su obra maestra y uno de los Lps más importantes de todos los tiempos, “Doolittle” (1989). Pocos discos en la historia alcanza la perfección como éste, conservan la aridez, la catarsis y el nonsense de “Surfer Rosa” pero mejoran los temas en el trato melódico, conformando un trabajo mayúsculo, al alcance de muy pocos.
Producido por Gil Norton, el disco (número 8 en el Reino Unido y 98 en el Billboard) desarrolla quince piezas vociferadas con abrasiva y ansiosa factura por Black Francis, acompañado en ocasiones por la suave y sensual facultad vocal de la talentosa bajista Kim Deal y siempre escoltado por un sugerente, retumbante e intenso sonido, subyugado por la sinuosa guitarra del magnífico Joey Santiago, por posesos ritmos llenos de fascinación y por una atractiva e impactante capacidad creativa en sus estructuras melódicas.
Sus enormes piezas, desde las comerciales y asequibles "Monkey gone to heaven" (número 5 en los EEUU), "La la love you" (vitalizante pop-surf cantado por el batería/crooner David Lovering), "Gouge away" o "Here comes your man" (número 3 en el Billboard) hasta las ásperas "Debaser", "Dead", "Tame" o “Crackity Jones” (la frenética historia de un tal Jose Jones que tiene un amigo llamado Paco Picopiedra) merecen ser degustadas al completo, revelando sus sugestivos y eclécticos ángulos sónicos escucha tras escucha. Sensacional e imprescindible.
Este triunfo en estudio, corroborado por sus excitantes actuaciones en vivo se vio menoscabado por las tensiones crecientes entre Francis y Deal, ya que ésta deseaba mayor protagonismo compositivo en las grabaciones del grupo.
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