Grabado en el estudio que el cantante y guitarrista Dan Auerbach regenta en Nashville, “El Camino” preserva parte de la caligrafía garage y blues del dúo de Ohio, aunque ensancha su manga genérica con garbo, pulverizando logros anteriores gracias a un trabajo melódico concienzudo y a la eficiencia de unos arreglos pura sangre. Riffs-portento –prácticamente todos, aunque los de “Lonely Boy”, “Dead And Gone” y “Run Right Back”destacan por derecho–, vacileo boogie –“Gold On The Ceiling”–, inesperados pespuntes de talk box –“Money Maker”–, delicias pop –“Sister”– o sorprendentes efluvios jamaicanos –“Hell Of A Season”– salen al paso durante la escucha de este disco mayúsculo. Son solo treinta y ocho minutos, pero, créanme, no hay tregua.
lunes, 4 de febrero de 2013
DE LO MEJOR DEL 2012 "El Camino"The Black Keys
The Black Keys: El Camino
Grabado en el estudio que el cantante y guitarrista Dan Auerbach regenta en Nashville, “El Camino” preserva parte de la caligrafía garage y blues del dúo de Ohio, aunque ensancha su manga genérica con garbo, pulverizando logros anteriores gracias a un trabajo melódico concienzudo y a la eficiencia de unos arreglos pura sangre. Riffs-portento –prácticamente todos, aunque los de “Lonely Boy”, “Dead And Gone” y “Run Right Back”destacan por derecho–, vacileo boogie –“Gold On The Ceiling”–, inesperados pespuntes de talk box –“Money Maker”–, delicias pop –“Sister”– o sorprendentes efluvios jamaicanos –“Hell Of A Season”– salen al paso durante la escucha de este disco mayúsculo. Son solo treinta y ocho minutos, pero, créanme, no hay tregua.
Fuente RDLX
Grabado en el estudio que el cantante y guitarrista Dan Auerbach regenta en Nashville, “El Camino” preserva parte de la caligrafía garage y blues del dúo de Ohio, aunque ensancha su manga genérica con garbo, pulverizando logros anteriores gracias a un trabajo melódico concienzudo y a la eficiencia de unos arreglos pura sangre. Riffs-portento –prácticamente todos, aunque los de “Lonely Boy”, “Dead And Gone” y “Run Right Back”destacan por derecho–, vacileo boogie –“Gold On The Ceiling”–, inesperados pespuntes de talk box –“Money Maker”–, delicias pop –“Sister”– o sorprendentes efluvios jamaicanos –“Hell Of A Season”– salen al paso durante la escucha de este disco mayúsculo. Son solo treinta y ocho minutos, pero, créanme, no hay tregua.
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