lunes, 16 de enero de 2012

The Sonics



Desde finales de los 50 el entorno de Seattle fue la base de una particular revolución del rock’n’roll. Un auténtico hervidero de bandas caracterizadas por sus salvajes reinterpretaciones de la música de los 50, mezclando rythm’n’blues y rock’n’roll… la esencia de la música negra del sur llevada al delirio por blancos del extremo noroeste. Bandas como The Kingsmen,The Roamers . y cientos más, pero sobre todo The Fabulous Wailers.conformaban una escena tan salvaje que se dió en llamar The Northwest 60’s Punk Explosion. Sí amigos, desde antes de 1960 se comenzó a gestar la música con actitud, el hazlo tú mismo, la provocación, los excesos sobre escenario, etc.; de todas esas bandas The Sonics fueron sus mayores representantes. Los más salvajes, los más sucios y los que adelantaron la auténtica actitud punk. Así comenzó su leyenda.
Todo comenzó en 1960, en Tacoma, cerca de Seattle. Larry Papyra comienza a tocar la guitarra inspirado por las dos grandes bandas locales: The Fabulous Wailers y The Roamers. Junto con su hermano Andy (bajista) formó los The Savage Young Sonics, que al margen de los dos hermanos mantuvieron una formación muy inestable hasta 1963, momento en que se incorpora Gerry Roslie como teclista. La formación se consolidó definitivamente con Rob Lind y Bob “Boom Boom” Bennett. Nacían The Sonics: Roslie con una garganta negroide que gritaba en lugar de cantar, Rob Lind al saxo, Larry Papyra y su fábrica de riffs de guitarra tan salvajes como pegadizos, Andy Papyra al bajo y el bestial “Boom-Boom” Bennett y su incontrolable batería.
En sus comienzos eran un combo instrumental en el que Roslie tocaba el piano eléctrico, pero a comienzos de 1964 comenzó a cantar, al tiempo que los ritmos se aceleraban y las melodías se hacía mucho más contundentes. Los Sonics estaban preparados y a pleno rendimiento, pero la cuestión era otra: ¿estaba el mundo preparado para los Sonics? Su ‘descubridor’ fue Buck Ormsby, bajista de los Fabulous Wailers y propietario de una discográfica, Etiquette Records, que editaba a bandas locales. Pero en aquel momento Ormsby buscaba algo distinto, quería tener una discográfica única, y para eso tenía que encontrar bandas únicas. Cuando escuchó a The Sonics, supo que aquella era su banda. Un sonido sucio, un cantante que gritaba y unos tipos que se volvian locos encima del escenario. Casi de inmediato publicó su primer single, todo un clásico del repertorio de la banda, una joya: The Witch, incluyendo una versión de Little Richard, Keep a Knockin’, en la cara b, En noviembre de ese año, el single se había convertido en el más vendido del noroeste del país, sin embargo no podía ser radiada, excepto en pequeñas emisoras locales y en horario nocturno.
Su segundo single fue Psycho, sobra decir que superó al anterior en absolutamente todo. Su éxito no paró de crecer, y su ritmo de trabajo se convirtió en frenético. Comenzaron a preparar su primer Lp, un gran reto, pero ellos sabían lo que querían, lo que querían sus seguidores y sabían como hacerlo, además Ormsby buscaba algo sorprendente a bajo presupuesto.
Grabaron los temas del álbum en dos pistas, con los micros detrás de los músicos y los amplificadores al máximo para obtener un sonido distorsionado y agresivo que les había hecho famosos. El resultado fue Here are the Sonics, toda una declaración de intenciones. Los Sonics estaban aquí.

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